Aunque ya los copiaron de la computadora. Pego ambos artículos. Saludos y buen inicio de semana. Paco
La globalización y las fuerzas de cambio en la educación superior
Las desigualdades contemporáneas pueden ser intensificadas por este proceso. Los sistemas e instituciones académicas que alguna vez pudieron crecer dentro de las fronteras nacionales ahora se encuentran compitiendo internacionalmente, sostiene el director del Centro Internacional de Educación Superior del Colegio de Boston
Phillip G. Altbach*
¿Qué es la globalización y cómo afecta a las políticas de educación superior y a las instituciones académicas? La respuesta es engañosamente simple y sorprendentemente compleja. Para la educación superior, la globalización implica las fuerzas sociales, económicas y tecnológicas que moldean las realidades del siglo XXI.
Estos elementos incluyen tecnología de información avanzada; nuevas formas de pensamiento acerca de el financiamiento de la educación superior y la aceptación correspondiente de las fuerzas del mercado y la comercialización; movilizaciones estudiantiles y de profesores sin precedentes; el esparcimiento global de ideas comunes sobre la ciencia y la escolaridad; el rol del idioma inglés como lengua internacional de la ciencia, y otros desarrollos.
Significativamente, la idea de acceso masivo a la educación superior ha significado una expansión sin precedentes en todo el mundo —existen alrededor de 134 millones de estudiantes en educación post secundaria en el mundo, y muchos países han visto una expansión sostenida y significativa en las últimas décadas. Estas tendencias globales son inevitables. Las naciones y las instituciones académicas deben enfrentar constructivamente las implicaciones.
Las desigualdades contemporáneas pueden ser intensificadas por la globalización. Los sistemas e instituciones académicas que alguna vez pudieron crecer dentro de las fronteras nacionales ahora se encuentran compitiendo internacionalmente. Los idiomas nacionales compiten con el inglés, incluso, en sus propias fronteras. Los diarios académicos locales, por ejemplo, a menudo compiten con publicaciones internacionales dentro de los sistemas académicos nacionales, y los profesores son presionados a escribir en el exterior.
Los países en desarrollo tienen una desventaja significativa en el nuevo sistema académico globalizado, pero aquellos más pequeños en países ricos también enfrentan problemas. En un mundo obsesionado con los rankings, las mejores universidades están localizadas predominantemente en Estados Unidos, Reino Unido y en algunos países ricos.
Las desigualdades de la era global son tan profundas y en parte más complejas que las realidades de la era del colonialismo. Los sistemas académicos necesitan hacer frente a las realidades de la primera parte del siglo XXI para la educación superior.
Masificación
La masificación es, sin duda alguna, una de las influencias globales más ubicuas del pasado medio siglo o más. Estados Unidos tuvo el primer sistema de educación superior masivo, comenzando a principios de los años veinte. Europa siguió en los sesenta, y partes de Asia hicieron lo mismo una década después.
Los países en desarrollo fueron los últimos en expandirse. La mayor parte del crecimiento en el siglo XXI se está llevando a cabo en países en desarrollo y de ingreso medio. Hay ahora más de 140 millones de estudiantes en educación post secundaria en todo el mundo, y este número sigue creciendo rápidamente. Norteamérica, Europa y un número de naciones del Pacífico tienen a 60 por ciento o más del grupo de edad relevante en su sistema de educación superior. ¿Qué ha traído la masificación?
Bien público contra bien privado
Estimulado en parte por las presiones financieras de la masificación y, asimismo, por cambios más importantes en el pensamiento económico, incluyendo la agenda neoliberal, la educación superior es considerada cada vez más en términos económicos como un bien privado (un beneficio creciente principalmente para los individuos que deben pagar por ella, en lugar de un bien público que favorece a la sociedad y, por ende, debe ser financiado por el Estado).
Acceso. La educación post secundaria ha abierto sus puertas a grupos sociales antes excluidos: mujeres; personas de clases socioeconómicas bajas, grupos étnicos, raciales y religiosos previamente desfavorecidos. Mientras que muchos países todavía poseen disparidades en cuanto a las inscripciones, la masificación claramente ha significado acceso y ha aumentado su potencial. El acceso ha expandido las aptitudes de la población, haciendo posible la expansión económica.
Diferenciación. Todos los sistemas masivos de educación superior tienen sistemas diferenciados. Las instituciones tienen diversas misiones, con varias fuentes y patrones de financiamiento y rango de calidad. Los sistemas académicos exitosos deben asegurar que diferentes segmentos de dicho sistema sean apoyados y sustentados. Mientras que las universidades de investigación necesitan atención especial, las instituciones de acceso masivo, también.
Patrones variados de financiamiento. Para muchos países, el Estado ha sido tradicionalmente el financiamiento principal de la educación superior. La masificación ha traído grandes tensiones al financiamiento estatal y en todos los casos, el gobierno deja de creer que pueden apoyar adecuadamente a la educación superior. Otras fuentes de financiamiento son necesarias, incluyendo colegiaturas y cuotas estudiantiles (comúnmente la fuente más grande), una variedad de préstamos privados y públicos, programas universitarios generadores de ingresos (como colaboración industrial, consultoría y otros) y apoyo filantrópico.
Descenso en calidad y condiciones de estudio. En la mayoría de los países, la calidad de la educación superior ha decaído. En un sistema masivo, no todos los estudiantes pueden tener acceso a la mejor calidad. No es rentable y las capacidades tanto de profesores como de maestros se vuelven necesariamente más diversas. El estudio y la enseñanza universitaria ya no son algo preservado para la élite, tanto en términos de capacidad como económico. Mientras que la cima de un sistema académico diversificado puede mantener su calidad (aunque en algunos países este sector también ha sufrido), el sistema como unidad, decae.
Una variedad de fuerzas se han combinado para hacer a la ciencia y a la escolaridad, globales. Dos elementos clave son los responsables. El crecimiento de la Tecnología de la Información (TI) ha creado una comunidad virtual global de escolaridad y ciencia.
El creciente dominio del inglés como el idioma clave de la comunicación del conocimiento académico es mejorado por la TI. La ciencia global provee a todos acceso inmediato al conocimiento más reciente. Así, todos deben competir en el mismo campo para participar en la investigación y el descubrimiento. Es como si algunos equipos (las universidades con mayor poder económico) tienen el mejor entrenamiento y equipo, mientras que la mayor parte de los jugadores (los universitarios de países en desarrollo e instituciones más pequeñas en cualquier lugar) se encuentran rezagados.
Hay una creciente presión por participar en grandes ligas internacionales de ciencia, como publicar en reconocidos diarios en idioma inglés. Así, mientras la TI facilita la comunicación tiende a concentrar el poder en manos de “los que tienen”, en desventaja de aquellos que “no tienen”.
Las comunidades académicas nacionales o incluso regionales, localizadas en los valles de la educación superior, son ignoradas por los niveles altos de los poderes académicos globales que dominan las nuevas redes de conocimiento.
Globalización del mercado académico
Más de dos millones de estudiantes lo hacen en el extranjero y se estima que este número aumentará a ocho millones para el año 2025. Muchos otros están inscritos en planteles y programas hermanos.
Existen miles de estudiantes y doctores estudiando en el extranjero. Más significativamente, hay una circulación global de académicos. La facilidad de transportación, la TI, el uso del inglés y la globalización han aumentado la circulación internacional de talento académico. Caudales de estudiantes y maestros se mueven de sur a norte, de los países en desarrollo a Norteamérica y Europa.
Y mientras la fuga de cerebros del pasado se ha convertido más en un “intercambio de cerebros”, con flujos tanto de personas como de conocimiento a través de fronteras y entre sociedades, la gran ventaja todavía se relaciona con los centros académicos tradicionales a expensas de las periferias. Incluso China, y hasta cierto punto India, con sistemas académicos grandes y sofisticados, se encuentran a sí mismos con una desventaja significativa en el mercado académico global. Para la mayor parte de África, la tradicional fuga de cerebros sigue siendo una realidad.
Conclusión
“El mundo plano” de Thomas Friedman es una realidad para los países y universidades ricas. El resto se encuentra en un mundo tradicional de centros y periferias, de picos y valles, y está involucrado en una creciente y difícil lucha para mantenerse al corriente y competir con aquellos que tienen gran poder académico.
De alguna forma, la globalización trabaja en contra del deseo de crear una comunidad académica mundial basada en la cooperación y en una visión compartida del desarrollo académico. La globalización de la ciencia y la educación, la facilidad de comunicación y la circulación del mejor talento académico en todo el mundo no han llevado a la equidad en la educación superior. De hecho, los sistemas académicos nacionales y globales poseen desigualdades hoy más que nunca.
* Profesor de educación superior y director del Centro Internacional de Educación Superior del Colegio de Boston, USA.
Fuente: Campus Milenio, México, # 253, jueves 13 de diciembre de 2007, p. 9.
Va el segundo artículo:
El inglés: idioma imperial de la ciencia
Aunque la globalización ha hecho inevitable su uso como el idioma planetario de la ciencia y el conocimiento, en el futuro inmediato, las comunidades científicas y los sistemas de educación superior nacionales y locales deben protegerse de sus implicaciones negativas, sostiene el profesor y director del Centro Internacional de Educación Superior del Colegio de Boston
Philip G. Altbach*
El idioma inglés domina la ciencia, el conocimiento y la educación como nunca antes. Aunque es poco probable que éste alcance el nivel que el latín tuvo como único idioma en la enseñanza y el conocimiento de las universidades europeas del siglo XIII, su analogía con esa lengua tiene cierta relevancia hoy en día.
En ese entonces, el latín no sólo permitía la internacionalización de las universidades sino que permitía a la Iglesia católica y romana el dominio de la vida académica intelectual. Fue hasta la Reforma Protestante promovida por Martín Lutero, combinada con un crecimiento en la sensibilidad de la identidad nacional, que se cuestionó y, posteriormente, se desplazó al latín con idiomas nacionales.
A fines de los años treinta, el alemán fue ampliamente utilizado en el mundo como idioma científico. Hasta mediados del siglo XX, la mayoría de los países usaban sus idiomas nacionales para la enseñanza universitaria, la ciencia y el conocimiento.
El idioma francés, el alemán, el ruso y de alguna forma también el español, eran y aún son utilizados en publicaciones académicas y científicas, incluso con cierto dominio regional e internacional. Comunidades intelectuales japonesas, suecas y de muchos otros idiomas existían y estaban vigentes.
El idioma inglés era lo más cercano a un idioma internacional, utilizado por gran cantidad de sistemas académicos en Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda y en casi todo Canadá. Adicionalmente, el surgimiento de sistemas académicos del antiguo imperio británico, especialmente India, Pakistán y Nigeria, utilizaron el inglés como el principal idioma editorial y educativo. Sin embargo, el idioma inglés también tenía sus cuestionamientos, pues comunidades académicas de ciertos países se mostraban en general comprometidas al uso de sus lenguas nacionales.
En la actualidad, indiscutiblemente, el inglés aparece como el principal idioma académico en el ámbito mundial. De hecho, muchos sistemas académicos nacionales dan la bienvenida al idioma inglés por considerarlo fundamental para efectos de internacionalización, competencia y alcanzar el nivel de “clase mundial”. Sin embargo, este dominio implica que, en el mundo de las ciencias, la hegemonía de los sistemas académicos esté concentrada en los de habla inglesa, lo cual representa ciertos obstáculos tanto para los estudiantes como para las universidades que no hablan dicho idioma.
Las causas de la hegemonía
No es difícil saber por qué el inglés es el idioma dominante en los sistemas académicos y científicos. Las naciones de habla inglesa, principalmente Estados Unidos, se han vuelto muy poderosos en el medio académico. El tamaño y su riqueza son factores determinantes en el orden jerárquico académico.
Estados Unidos gasta casi la mitad de los fondos internacionales de Investigación y Desarrollo (Investigación y Desarrollo (I+D) y cuenta con una gran proporción de las consideradas, en las listas de medición de calidad internacionales, como mejores universidades del mundo.
El sistema académico de habla inglesa es anfitrión de casi la mitad de los estudiantes internacionales, muchos de los cuales regresan a sus países de origen entusiasmados por el inglés y por las universidades donde obtuvieron sus grados académicos.
Las principales revistas académicas son publicadas en inglés debido a que sus editores y la mayoría de sus colaboradores son de universidades de habla inglesa. De igual forma, la mayoría de los sitios académicos de internet y las redes científicas funcionan en inglés.
Asimismo, es el segundo idioma más estudiado en el mundial, lo cual le da una significativa ventaja en muchos países que no son de habla inglesa, debido al número de personas que lo hablan y al hecho de que sea, por mucho, el idioma más ampliamente distribuido. Por ejemplo, existen más estudiantes de inglés en China que en Estados Unidos, y más hablantes de inglés en India que en Gran Bretaña.
Además, el inglés es idioma oficial en más de 70 países. El colonialismo dejó estímulos para que el inglés proliferara (al igual que otros idiomas europeos) a principios del siglo XVIII —en el norte de América, el sur de Asia y el Caribe— y más tarde en África, otras partes de Asia, Australasia, y en el Pacífico sur.
Hoy, ninguna universidad africana ofrece educación en idiomas indígenas africanos—la vida académica e intelectual se lleva a cabo en inglés, francés, portugués, árabe y africano, y se puede argumentar que el inglés tiene un lugar predominante.
El poder económico y político británico, y después el de Estados Unidos, también ayudaron en la proliferación del idioma inglés.
La evidencia de la hegemonía
El destacado papel del idioma inglés en el ámbito internacional y su creciente dominio en la vida académica en el mundo tiene muchas implicaciones. Las revistas científicas y especializadas publicadas en este idioma, editadas en casi todos los casos por académicos de los principales países de habla inglesa, concentran los paradigmas de investigación y el interés de los estudiosos en los editores de revistas, en los miembros del consejo editorial, y en la mayoría de los lectores, controlando las publicaciones y, en una gran extensión, las agendas de investigación y metodologías de casi todas las disciplinas.
Estudiosos de otras partes del mundo deben adaptarse a los intereses de las revistas especializadas si desean que sus trabajos sean publicados en ellos.A pesar de que internet es muy abierto, los intereses de los principales colaboradores y suscriptores tienden a dominar y el idioma inglés es cada vez más usado. Asimismo, las reuniones científicas internacionales emplean cada vez más el inglés como idioma oficial.
Actualmente, los planes de estudio están dominados cada vez más por tendencias provenientes de los principales países de habla inglesa, lo cual, en un mundo globalizado, significa que éstas se manejen en inglés y, cada vez en mayor medida, provenientes de Estados Unidos y otros países.
La popularidad internacional de la Maestría en Administración de Negocios (MBA) es un buen ejemplo de las tendencias contemporáneas. La Maestría en Administración de Negocios fue originada en Estados Unidos con el fin de cubrir las necesidades de los negocios de este país. Con el paso del tiempo, ésta se volvió un requisito fundamental solicitado por los principales ejecutivos de Estados Unidos.
En las pasadas dos décadas, el inglés empezó a convertirse en un requisito clave para la rama administrativa en otros países, debido tanto a la creciente influencia de las empresas multinacionales como al poder de las universidades de Estados Unidos.
Las universidades de Estados Unidos ahora ofrecen este MBA en muchas partes del mundo y en muchas otras universidades han establecido sus propios programas de MBA, muchas veces en inglés y con planes de estudio muy similares a los de Estados Unidos, lo cual demuestra el poder, tanto del idioma inglés, como de la popularidad de las prácticas de educación superior estadunidense.
Las revistas y libros académicos publicados en inglés y editados por Estados Unidos y Reino Unido dominan cada vez más el mundo del conocimiento. Estas publicaciones son casi las únicas que circulan internacionalmente. Son las publicaciones más prestigiadas y los académicos en el ámbito mundial compiten por ser publicados en ellas. Están inscritos en el Directorio de Mención Científica (SCI) y otras listas similares. A pesar de que el SCI no fue creado para calificar revistas o medir la producción de investigaciones de académicos e instituciones se ha convertido en una categoría de facto.
Universidades de corte mundial quieren que sus profesores publiquen en las revistas mencionadas en esta lista y premian a quienes lo hacen. Por ejemplo, a los académicos noruegos que publican en inglés en revistas de prestigio les pagan un bono por sus logros —a los colegas que publican en noruego les pagan menos o no les pagan.
En Corea, la presión es aún mayor para publicar en revistas académicas en inglés reconocidas internacionalmente. Éstos son algunos ejemplos del impacto de estas tendencias. Publicar en inglés y en revistas reconocidas en el ámbito internacional por editores de prestigio cuenta más que publicar en cualquier otra parte.
Los programas académicos brindados en inglés son cada vez más comunes en países que no son de habla inglesa. Universidades de Europa, Asia y en cierto grado de Latinoamérica están ofreciendo programas de posgrado en inglés combinando las clases con los idiomas de origen.
También se han establecido un pequeño número de universidades privadas nuevas que operan exclusivamente en inglés, haciéndose llamar "Universidad Americana de..." con el fin de tomar ventaja del prestigio y popularidad del idioma inglés. Algunas de estas universidades han buscado acreditarse en Estados Unidos, pero sólo unas pocas lo han logrado.
En la tendencia internacional por la creación de sucursales universitarias se utiliza el inglés como medio de enseñanza. Estados Unidos, Australia y Reino Unido han sido los países más activos en el establecimiento de sucursales universitarias, sin sorprender que el inglés sea el idioma que se maneje. Países donde no se habla inglés es común que también lo utilicen en sus programas —las sucursales universitarias internacionales de Dinamarca y Alemania ofrecen sus programas en inglés.
Existen al menos 100 sucursales universitarias, casi todas patrocinadas por universidades del Norte y operando en el Sur. En este fenómeno de creación de sucursales universitarias se exportan tanto el idioma como los planes de estudio, introduciendo nuevas ideas en los países anfitriones y, probablemente, reemplazando modelos nacionales.
La mayoría de los críticos opinan que el impacto del inglés en la educación superior en el ámbito internacional es una tendencia positiva —contribuyendo a la globalización y al engrandecimiento de la cultura académica internacional.
Un ambiente global internacional necesita un medio común de comunicación y el inglés es el idioma más indicado. Además, aporta nuevas ideas para algunas instituciones académicas en actual decadencia en el mundo. Sin embargo, también existen algunos aspectos negativos en esta hegemonía de la lengua inglesa.
Inconvenientes
El impacto del idioma inglés, en la mayoría de los casos, hace mayor la influencia de los sistemas académicos de habla inglesa más importantes, principalmente de Estados Unidos y de Reino Unido. Estos países cuentan con las universidades más importantes del mundo, producen un gran número de investigaciones y descubrimientos científicos y son los principales centros de comunicación científica. Las normas, los valores, las metodologías y las orientaciones de las comunidades académicas de esas instituciones tienden a dominar frente a las del resto del mundo (las periferias). A pesar de que el inglés no es el único factor determinante en esta tendencia, su papel es central.
¿Qué ocurre con las comunidades científicas nacionales en un ambiente global dominado por la lengua inglesa? Siempre ha existido cierta tensión entre la ciencia y el conocimiento local y global —basados en la premisa de que el conocimiento es internacional por naturaleza—; el uso de ciencias nacionales y la existencia de revistas y editoriales nacionales se ponen en entredicho.
El conocimiento es medido con base en si es reconocido o no por la comunidad académica internacional. Si no lo es, a pesar de que sea publicado por editoriales domésticas y sea de gran relevancia para las necesidades nacionales, es considerado, incluso dentro del propio país, como de menor prestigio, lo cual trae consecuencias en la carrera académica y el salario del investigador.
Académicos ambiciosos naturalmente buscarán publicar en revistas internacionales con el fin de tener un mayor impacto académico y laboral. Temas como la historia local, investigaciones sobre problemas de salud de la nación, entre otros, pueden descartarse de obtener algún prestigio internacional.
Hace algunos años, el ministro de Educación holandés propuso que las universidades de los Países Bajos establecieran el inglés en lugar del holandés como idioma para la exposición de las clases, con la finalidad de atraer a estudiantes extranjeros a Holanda e integrarse más ampliamente al fenómeno global. El tema fue debatido por el Parlamento holandés y se decidió no hacer el cambio de idioma, con el argumento de que los Países Bajos perderían su característica cultural si el holandés no se usaba más en la vida intelectual y académica.
Este argumento ha sido relevante en muchos países. Si el conocimiento más valorado es dirigido al mundo académico internacional y es expresado en inglés, habría implicaciones negativas para los sistemas científicos e intelectuales de dichas naciones.
En muchos países, cualquier tipo de retribución académica se condiciona a aquellas que se realizan en inglés y participan en redes científicas globales. Estos investigadores por lo regular son invitados a conferencias internacionales, premiados por fondos de investigación tanto de fundaciones nacionales como internacionales y son vistos normalmente como líderes de sus comunidades científicas.
Es común que tanto las universidades como los gobiernos utilicen el SCI y sistemas similares con el fin de medir el impacto y valor de sus académicos y de las propias universidades. El SCI ha alcanzado cierto “poder” en términos de calidad y productividad.
Asimismo, otros sistemas de clasificación internacionales utilizan ese tipo de medidas, lo cual no sorprende, pues realmente existen pocas formas para la medición de la productividad. Sin embargo, éstas sólo privilegian a aquellos que realizan su trabajo en inglés e intentan alcanzar una audiencia internacional.
Estos factores normalmente llevan a que los investigadores y académicos se orienten hacia ciertos temas, así como a utilizar el inglés para atraer lectores internacionales, a veces sacrificando trabajar en temas más esenciales o locales que serían de interés sólo para la audiencia nacional. Además, a pesar de que las metodologías que se manejen sean importantes para un tema específico a investigar, tienden a utilizarse aquéllas que son reconocidas internacionalmente.
El debate actual respecto del Acuerdo General de Comercio y Servicios (GATS por sus siglas en inglés) que es parte de la Organización Mundial de Comercio (OMC) tiene implicaciones directas en esta discusión. El GATS pretende obligar a los sistemas académicos del mundo a que sean más abiertos a las influencias extranjeras. Si el GATS se pone en marcha ampliamente significará que las instituciones y programas en el idioma inglés tendrán aún más fuerza en el ámbito internacional.
Estos factores tienden a la homogenización del conocimiento mundial, donde el inglés no sólo es la lengua dominante sino que su relación con las tendencias que controlan la ciencia y el conocimiento internacional es una poderosa combinación de fuerzas que contribuyen a menguar una gran cantidad de temas y metodologías.
¿Qué se puede hacer?
Si la globalización implica una ampliación de las tendencias que determinan las directrices de la economía, la ciencia y otros factores mundiales, entonces, es inevitable el uso del inglés como el idioma global de la ciencia y el conocimiento en el futuro inmediato.
La ciencia, efectivamente, se está internacionalizando cada vez más y la movilización global de estudiantes y profesores será una realidad a largo plazo. Existe una red internacional del conocimiento que involucra no sólo a la ciencia y al conocimiento sino cada vez más a las personas. Esta red funciona primordialmente en inglés y es dominada por los principales sistemas académicos de habla inglesa.
El asunto aquí es si debido a esta red internacional que es, además de inevitable, ampliamente positiva, las comunidades científicas y los sistemas de educación superior nacionales y locales deben de protegerse.
La internacionalización puede ser positiva, sin embargo, la homogenización tiene aspectos negativos importantes. Un mercado completamente abierto podría debilitar a estas comunidades, como en el caso de idiomas muy importantes que ahora se han extinguido o debilitado.
La ciencia y el conocimiento en los idiomas de los países de origen merecen ser apoyados, la evaluación de los méritos académicos no debería depender exclusivamente de los juicios o rangos que les otorga el SCI u otros sistemas de evaluación similares, cual deja que la evaluación la hagan extranjeros.
A pesar de que no es común contar con un sistema de evaluación local, es necesario hacerlo. Las investigaciones que se publican en el idioma nacional necesitan apoyarse y una combinación equilibrada de publicaciones tanto locales como internacionales puede ayudar a crear una activa comunidad de la investigación.
Lo fundamental en este sentido es tener conocimiento de la importancia de las comunidades científicas e intelectuales nacionales. Un balance entre lo local y lo global puede no ser fácil, pero la independencia intelectual depende de ello.
*Profesor y director del Centro Internacional de Educación Superior del Colegio de Boston, EUA.
(Traducción:Vanesa Medina Armienta.)
Fuente: Campus Milenio, México, # 237, jueves23 de agosto de 2007.
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