Transcribo a continuación el editorial que apareció en la revista Cero en Conducta comentando la movilización de los maestros oaxaqueños en el primer trimestre de 1986. Me parece que el texto resume bien las esperanzas que dicha movilización abrió y còmo esa lucha por la democracia sindical se colocaba en el centro de las demandas por democratizar al país. Va pues, aunque ya hayamos pasado ese tramo.
Editorial. Cero en Conducta a los maestros de Oaxaca
La lucha de los maestros de Oaxaca ha sido uno de los acontecimientos más destacados de la historia de las luchas magisteriales en México. A sus acciones de años anteriores, han agregado las movilizaciones de 1986, que atrajeron la atención de todo el país, ya que el grado de conciencia y organización que han mostrado reflejan su firme convicción de no cejar en el empeño de lograr su congreso seccional y lo van a obtener, pese a la fuerza de su adversario.
No obstante la apremiante situación económica del magisterio nacional en su conjunto y, en particular el oaxaqueño, no incorporaron en ninguna de sus movilizaciones una sola demanda económica, para no crear confusión respecto a sus pretensiones, Su demanda única ha sido la realización del congreso seccional y por lo mismo el derecho a nombrar a sus propios representantes. La determinación mostrada y la magnitud de las acciones emprendidas son, sin duda, reflejo de la sed de democracia que existe en el país.
Es importante señalar que los maestros de Oaxaca han hecho realidad la consigna coreada en todas sus manifestaciones: “El maestro, luchando, también está enseñando”.
Y efectivamente, han dado una lección de civismo a todo el país, al pueblo de Oaxaca, al magisterio nacional, al gobierno y sobre todo a la burocracia sindical, que trata inútilmente de detener el avance de la democracia. Frente a quienes los acusaban de lesionar a los niños oaxaqueños por el paro de labores y contaban día a día las horas perdidas, los maestros han mostrado siempre gran preocupación por sus alumnos y se han comprometido a recuperar el tiempo y a corresponder al gran apoyo obtenido de niños y padres de familia, mostrando que el proceso educativo no es algo rígido, determinado por el número de horas del maestro frente al alumno y por la observancia del calendario escolar sino algo más complejo, en donde existen otros aspectos que lo enriquecen.
Podemos preguntarnos: ¿qué niños aprendieron más en estos meses, los que tuvieron puntualmente su profesor esquirol o los que, junto con sus padres, seguían con atención las actividades de su profesor en la caminata, la huelga de hambre o la manifestación y se preguntaban cómo era posible que no se resolviera el problema? ¿qué es lo que aprendieron los padres de familia? ¿qué es lo que nos han enseñado a todos nosotros?
Pero también los maestros aprendieron y ahora tienen mucho que decir en las aulas sobre la realidad de nuestro país. Estamos convencidos de que otro de los lemas coreados en las marchas se está materializando en la Sección 22: “Y venga y venga y venga compañero, que aquí se está formando el nuevo magisterio”.
El maestro de Oaxaca expresa y sintetiza hoy la lucha del magisterio nacional en los últimos años y muestra un producto crítico, consciente, reflexivo, capaz de enfrentar enemigos poderosos y obtener victorias parciales, pero que también sabe replegarse con las fuerzas enteras para esperar el momento de la siguiente movilización.
En este proceso de formación de un nuevo magisterio se requiere profundizar el proceso y desplegarlo en otros aspectos del quehacer educativo. Hasta ahora, el principal campo de batalla ha sido la escena sindical, y probablemente sea el espacio más conflictivo por largo tiempo pero también se requiere abordar con igual decisión el rescate de la materia de trabajo y buscar mejores alternativas en el terreno educativo. Está planteado el reto de mostrarle al pueblo de Oaxaca que sus profesores no sólo son buenos luchadores sindicales, sino que también son buenos maestros. Pero esto no es un problema individual, es un problema colectivo, que debe ser abordado de esa manera, rescatando las valiosas experiencias que se han acumulado en las aulas y a la vez buscar los apoyos necesarios para superar las deficiencias que pudiera existir. Estamos seguros de que en este campo el magisterio oaxaqueño también tiene mucho que decir.
Este reconocimiento sería incompleto si no consideramos también la actividad decidida de los compañeros no docentes de Oaxaca, que codo con codo junto a los maestros han participado a lo largo de todas las jornadas de lucha mostrando gran determinación y combatividad, ganándose a pulso su lugar dentro de cada una de las escuelas del estado.
Por su postura crítica y honrada, por su actuar consecuente, por su firmeza y combatividad, por su compromiso con las niñas y padres de familia, porque se han ganado un lugar en la historia de las luchas de los trabajadores del país, nos vemos obligados a ponerles a los maestros y trabajadores no docentes del estado de Oaxaca un Cero en Conducta, esperando que sigan portándose siempre así, y que en el aula, en el sindicato y en la vida política del país continúen siendo luchadores convencidos por la democracia.
Fuente: revista Cero en Conducta, México, año 1, # 4, marzo-abril de 1986, pp. 1-3.
Editorial. Cero en Conducta a los maestros de Oaxaca
La lucha de los maestros de Oaxaca ha sido uno de los acontecimientos más destacados de la historia de las luchas magisteriales en México. A sus acciones de años anteriores, han agregado las movilizaciones de 1986, que atrajeron la atención de todo el país, ya que el grado de conciencia y organización que han mostrado reflejan su firme convicción de no cejar en el empeño de lograr su congreso seccional y lo van a obtener, pese a la fuerza de su adversario.
No obstante la apremiante situación económica del magisterio nacional en su conjunto y, en particular el oaxaqueño, no incorporaron en ninguna de sus movilizaciones una sola demanda económica, para no crear confusión respecto a sus pretensiones, Su demanda única ha sido la realización del congreso seccional y por lo mismo el derecho a nombrar a sus propios representantes. La determinación mostrada y la magnitud de las acciones emprendidas son, sin duda, reflejo de la sed de democracia que existe en el país.
Es importante señalar que los maestros de Oaxaca han hecho realidad la consigna coreada en todas sus manifestaciones: “El maestro, luchando, también está enseñando”.
Y efectivamente, han dado una lección de civismo a todo el país, al pueblo de Oaxaca, al magisterio nacional, al gobierno y sobre todo a la burocracia sindical, que trata inútilmente de detener el avance de la democracia. Frente a quienes los acusaban de lesionar a los niños oaxaqueños por el paro de labores y contaban día a día las horas perdidas, los maestros han mostrado siempre gran preocupación por sus alumnos y se han comprometido a recuperar el tiempo y a corresponder al gran apoyo obtenido de niños y padres de familia, mostrando que el proceso educativo no es algo rígido, determinado por el número de horas del maestro frente al alumno y por la observancia del calendario escolar sino algo más complejo, en donde existen otros aspectos que lo enriquecen.
Podemos preguntarnos: ¿qué niños aprendieron más en estos meses, los que tuvieron puntualmente su profesor esquirol o los que, junto con sus padres, seguían con atención las actividades de su profesor en la caminata, la huelga de hambre o la manifestación y se preguntaban cómo era posible que no se resolviera el problema? ¿qué es lo que aprendieron los padres de familia? ¿qué es lo que nos han enseñado a todos nosotros?
Pero también los maestros aprendieron y ahora tienen mucho que decir en las aulas sobre la realidad de nuestro país. Estamos convencidos de que otro de los lemas coreados en las marchas se está materializando en la Sección 22: “Y venga y venga y venga compañero, que aquí se está formando el nuevo magisterio”.
El maestro de Oaxaca expresa y sintetiza hoy la lucha del magisterio nacional en los últimos años y muestra un producto crítico, consciente, reflexivo, capaz de enfrentar enemigos poderosos y obtener victorias parciales, pero que también sabe replegarse con las fuerzas enteras para esperar el momento de la siguiente movilización.
En este proceso de formación de un nuevo magisterio se requiere profundizar el proceso y desplegarlo en otros aspectos del quehacer educativo. Hasta ahora, el principal campo de batalla ha sido la escena sindical, y probablemente sea el espacio más conflictivo por largo tiempo pero también se requiere abordar con igual decisión el rescate de la materia de trabajo y buscar mejores alternativas en el terreno educativo. Está planteado el reto de mostrarle al pueblo de Oaxaca que sus profesores no sólo son buenos luchadores sindicales, sino que también son buenos maestros. Pero esto no es un problema individual, es un problema colectivo, que debe ser abordado de esa manera, rescatando las valiosas experiencias que se han acumulado en las aulas y a la vez buscar los apoyos necesarios para superar las deficiencias que pudiera existir. Estamos seguros de que en este campo el magisterio oaxaqueño también tiene mucho que decir.
Este reconocimiento sería incompleto si no consideramos también la actividad decidida de los compañeros no docentes de Oaxaca, que codo con codo junto a los maestros han participado a lo largo de todas las jornadas de lucha mostrando gran determinación y combatividad, ganándose a pulso su lugar dentro de cada una de las escuelas del estado.
Por su postura crítica y honrada, por su actuar consecuente, por su firmeza y combatividad, por su compromiso con las niñas y padres de familia, porque se han ganado un lugar en la historia de las luchas de los trabajadores del país, nos vemos obligados a ponerles a los maestros y trabajadores no docentes del estado de Oaxaca un Cero en Conducta, esperando que sigan portándose siempre así, y que en el aula, en el sindicato y en la vida política del país continúen siendo luchadores convencidos por la democracia.
Fuente: revista Cero en Conducta, México, año 1, # 4, marzo-abril de 1986, pp. 1-3.
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