Noche de lunes 23 de noviembre. En esta ocasión incorporo un artículo sobre la política educativa desplegada a fines de los años setenta, conocida como "Educación para todos" en el marco del aprendizaje de la administración de la abundancia de José Lòpez Portillo. Artículo aparecido en la revista Educación 2001, Año V, Núm. 57correspondiente al mes de febrero de 2000,pp. 51-53
EDUCACiÓN PARA TODOS
Fernando Solana, secretario de Educación
durante la presidencia de José López Portillo, instituyó,al finalizar los años setenta, el Programa Nacional de Educación a Grupos Marginados.
Antonio Gómez Nashiki
Con la renuncia de Porfirio Muñoz Ledo como titular de la SEP, en noviembre de 1977, muchas especulaciones se dieron cita en torno a la labor hasta ese momento desarrollada, así como su posible continuidad en materia educativa. Fernando Solana, nuevo secretario, respetó gran parte de lo realizado y lo estructuró en cinco grandes objetivos:
1) ofrecer educación básica a todos los mexi¬canos, especialmente niños,
2) vincular la educación terminal con el sistema de pro¬ducción de bienes y servicios, social y nacionalmente necesarios,
3) elevar la calidad de la educación
4) Mejorar la atmósfera cultural y
5) elevar la eficiencia administrativa del sistema. Los objetivos se descomponían en metas, de la primera de ellas es de donde se desprende el programa de educación para todos:
(...) asegurar la primaria completa a todos los niños, castellanizar y proporcionar la primaria bilingüe a la población indígena, proporcionar a la población adulta la oportunidad de recibir la educación básica o comple¬mentarla en su caso; ampliar la educa¬ción preescolar; ofrecer la secundaria técnica, según las necesidades de cada zona... 1
Una ambiciosa cruzada educativa
El Programa Nacional de Educación a Grupos Marginados se instrumentó el 29 de marzo de 1978, bajo la presidencia de José López Portillo y con el objetivo de:
Asegurar a todos los mexicanos el uso del alfabeto y la educación fundamental indispensable para que mejoren por sí mismos, individual y colectivamente, la calidad de su vida.
Bajo el lema de "Educación para todos", el programa planteaba de inicio una am¬biciosa cruzada que, en términos generales, coordinaría la SEP, bajo un nuevo esquema de desconcentración; se planteaban como metas las siguientes:
1. Asegurar a todos los niños mexicanos la educación primaria.
2. Impulsar la enseñanza del castellano a quienes carecen de él.
3. Ampliar decididamente la educación para adultos, no sólo con una gran campaña de alfabetización, sino procurando que quienes aprendan a leer y escribir cubran estudios complementarios y queden integrados a actividades culturales o de capacitación, o a ocupaciones productivas en donde utilicen el alfabeto.
Los marginados
Con una definición muy amplia de marginados, pero poco focalizada regionalmente -en dónde se ubicaban-, el programa establecía como único mecanismo de solución a la educación:
Obviamente hay diferentes grados de marginación y marginación en diferentes aspectos de la vida. Pero la marginación extrema, desde el punto de vista no sólo cultural sino también económico, social e incluso político, se da entre quienes no tienen la posibilidad de utilizar el alfabeto para integrarse a la sociedad nacional.²
En este sentido, la idea educativa del programa se apoyaba en una concepción redencionista, que era la siguiente:
En la educación está la .clave de la calidad de la vida. Con ella se inicia el proceso que lleva al individuo a la riqueza o a la pobreza, a la participación social o a la marginación, a la libertad o a la dependencia.3
El programa respondía, de acuerdo con su diagnóstico, a solucionar un enorme déficit educativo que en términos muy generales se planteaba de la siguiente manera:
7 millones de adultos analfabetos... 13 millones de alfabetizados no han terminado su primaria... dos millones de niños en edad escolar que carecen de escuela primaria, 200 mil jóvenes cumplen 15 de edad sin haber aprendido a leer, cerca de un millón de mexicanos no habla español.4
Desconcentración de la SEP
De acuerdo con el plan trazado, los gobiernos estatales tendrían una relación distinta, bajo el impulso del secretario de Educación, que había hecho pública la idea de desconcen¬trar el pesado aparato burocrático de-la SEP. En este caso la participación de los estados sería más direc¬ta, las razones que se argumentaban eran las siguientes:
... en primer lugar fortalecerá el federalismo; en segundo multi¬plicará el esfuerzo; en tercero, aumentará la eficiencia al pro¬mover tratamientos regionales: cada entidad tiene sus propias ca¬racterísticas, sus recursos, su ca¬pacidad organizativa, su propia voluntad para la acción, el presi¬dente de la República decía al respecto: "quiero convocarlos, señores gobernadores, en un acto federalista, para que se sumen, aceptando las responsabilidades en su territorio de este progra¬ma, a conducir con nosotros ... este elemental esfuerzo de justi¬cia que todo el país debe a sus marginados".5
Esta nueva relación con los estados implicaba para ellos una erogación considerable, por lo que el progra¬ma contemplaba un fondo especial de mil millones. La distribución es¬tatal de este recurso estaría en fun¬ción de: primero "al esfuerzo que cada uno realice para reunir recur¬sos adicionales destinados al Progra¬ma" y, segundo, procurando asignar proporcionalmente mayores recursos a los estados que más lo necesi¬ten. Incluso se contemplaba que, en caso de que algún estado decidiera no participar, la SEP en consecuen¬cia intervendría para poner en fun¬cionamiento el programa.
En lo que se refiere a los aspec¬tos de apoyo técnico-pedagógico, la secretaría ofrecía manuales de organización y los materiales téc¬nicos y pedagógicos necesarios para iniciar el programa, así como el apoyo de promotores municipales y locales.
Para asegurar el funcionamiento y seguimiento de las acciones es¬tatales, se proponía la creación de un comité presidido por el propio gobernador y en el que participaría el delegado general de la SEP en la entidad; de igual forma se invitaba a la creación de los comités munici¬pales y 10cales,6 tomando como modelo la organización estatal.
Programa de Primaria para todos los niños
El objetivo de este programa era lo¬grar que todos los niños con edad entre seis y 14 años tuvieran la opor¬tunidad de ingresar a la primaria y la posibilidad de terminarla, así como mejorar la calidad de su educación. Las estrategias eran las siguientes:
Propiciar la participación en el Programa de los gobiernos esta¬tales y municipales... Alcanzar el equilibrio educativo entre los es¬tados y dentro de los mismos... impulsar la desconcentración ad¬ministrativa de la SEP... Crear una coordinación nacional del Programa, con un año de dura¬ción, para sentar las bases de operación del mismo...
Los principales problemas a los que se enfrentó el programa al ponerse en marcha fueron los siguientes: carencia de información geográfica actualizada y veraz para programar las actividades oportunamente, au¬sencia de una infraestructura ade¬cuada para apoyar los lineamientos generales del programa; falta de re¬cursos humanos capacitados para manejar adecuadamente el plan.
Programa de Castellanización
Este programa comprendía dos pro¬yectos: a) castellanización de prees¬colares y b) albergues escolares. Los objetivos eran lograr que los niños indígenas preescolares iniciaran el aprendizaje del castellano... "Procu¬rar que el castellano cumpla plena¬mente con su función de vínculo entre todos los mexicanos."
El principal problema, de acuer¬do con la evaluación hecha un año después, fue la dispersión tan gran¬de que mostraba la población. Pese a ello, con la modalidad implemen¬tada por la SEP de albergues para niños, se trató de paliar la situación pero en la mayoría de los casos no fue suficiente. Como era de espe¬rarse, las difíciles condiciones rura¬les hacían muy problemática la implementación de la estrategia educativa. Los problemas iban des¬de la falta de maestros capacitados, hasta el franco rechazo de las comunidades. Este programa se ins¬piraba, con mucho en los recuerdos de las misiones culturales de la épo¬ca vasconceliana. El problema de alfabetizar en un ámbito rural fue expuesto por Muñoz Izquierdo quien, en el marco de una investi¬gación realizada para evaluar este programa, apuntaba lo siguiente:
no puede negarse que la alfabe¬tización constituye por sí misma un valor deseable... pero los responsables de la ejecución del programa ... deben percatarse de añadir a éste proyectos destinados a modificar las condiciones estructurales del campesino, si se desea que la instrucción propor¬cionada a ese sector contribuya a mejorar la condición de vida de la población.8
Programa de Educación para Adultos
A diferencia de los dos anteriores, este programa enfrentó una caren¬cia de recursos, por lo que fue ins¬trumentado en forma piloto en un inicio; por otra parte, también se ex¬perimentó un rechazo de los adul¬tos hacia la nueva experiencia educativa y no se contaba con los recursos de la tecnología educativa apropiada para apoyados. De igual forma, existía una dispersión geográfica que impedía facilitar la en¬señanza a sectores amplios de los educandos potenciales. Por último, la escasez de especialistas en educa¬ción de adultos y en sistemas abier¬tos y a distancia fue un factor que pesó mucho para la buena realiza¬ción de las estrategias planteadas.
El programa Educación para Todos se dio en un contexto que parecía favorable, en el que las expectativas de la economía del país resultaban positivas, sin embargo, al cumplir un año el panorama eco¬nómico nacional se modificó drás¬ticamente, al grado de enfrentar una de las crisis económicas más seve¬ras de todos los tiempos, factor que trastocó los fines establecidos originariamente en este ambicioso proyecto.
Notas
1 Véase Ernesto Meneses, Tendencias educativas oficiales en México, Méxi¬co, CEE-UIA, 1997, p. 20.
2 Ibid, p. 11
3 Ibidem.
4 Educación para todos, México, SEP, 1978.
5 Palabras del Presidente de la Repú¬blica, pronunciadas el29 de marzo de 1978 durante la ceremonia que puso en marcha el Programa Nacional de Educación a Grupos Marginados.
6 Ibid, p. 15.
7 Ibid, p. 43.
8 Citado en Ernesto Meneses, op. cit .
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