Inserto este artículo sobre la primera generación de libros de texto gratuito, los que por cierto han cumplido medio siglo de editarse ininterrumpidamente. Vale
La primera edición del libro de texto gratuito
Antonio Gómez Nashiki
La distribución de libros de texto en las escuelas de nivel básico de nuestro país cuenta con un largo historial. Desde la época de Porfirio Díaz, en algunas escuelas se compraban lotes de libros para ser distribuidos entre los alumnos; algunos maestros compraban textos para sus alumnos como una medida necesaria –ante la escasez de bibliografía- para poder desarrollar sus cursos. Otro ejemplo de esta tendencia fue la edición y distribución masiva por parte del Estado durante la época cardenista en la que incluso se creó la Comisión Editora Popular, que dependía directamente de la Secretaría de Educación y cuya función era servir de apoyo al amplio plan educativo que se instrumentaba en todo el país: la educación socialista.
Como es bien sabido, la disputa por la orientación socialista a la educación dio origen a un debate muy enconado, librándose una batalla en torno a justificar o descalificar las medidas educativas establecidas. Por ello la edición de los libros en esta época fue señalada como una medida “comunizante” y “totalitaria”, según la prensa de la época y que marcaría ene. Futuro las bases de un debate recurrente sobre la responsabilidad del Estado en la edición de este tipo de libros. Un detalles significativo es que la comisión editora estuvo encabezada por Adolfo Luna Arroyo y como vicepresidente Adolfo López Mateos, quien años después sería Presidente de la República y establecería, entre otras medidas educativas la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos y desde luego, la distribución en las primarias del país de estos libros.
Pese a estos antecedentes, la distribución de libros en las escuelas eran decisiones coyunturales y sin continuidad. Otro antecedente es el planteamiento de Torres Bodet, secretario de Educación en 1944, que llegó a declarar abiertamente que el Estado debería publicar los textos para la escuela elemental, como una medida encaminada a dar apoyo y seguimiento a los planes y programas establecidos por la misma Secretaría. Años después, bajo la presidencia de López Mateos y con Torres Bodet, como Secretario de Educación se pondría en marcha el programa de libros de texto gratuitos.
Adolfo López Mateos y el Plan de 11 años
En el marco de la gestión presidencial de López Mateos se instrumentó el Plan de 11 Años con la intención de formar una niñez y una juventud mejor preparadas. Los argumentos centrales que Torres Bodet esgrimía eran que tres millones de niños no accedían a la escuela los que la terminaban no podían seguir con sus estudios. El plan pretendía reafirmar la calidad de la enseñanza y garantizar a todos los niños del país la educación primaria. Para poder cubrir la demanda escolar se establecían como estrategias la construcción de más aulas, más maestros y apoyos en un periodo de 11 años, distribuyéndose de 1959 a 1970 los subsidios y presupuestos necesarios para tal efecto. Con la puesta en marcha del Plan de 11 Años, se inició la revisión de planes y programas de estudio vigentes desde 1945.
El 12 de febrero de 1959 se creó por decreto presidencial la Comisión Nacional de libros de texto gratuitos. De acuerdo con el decreto, se establecía que el gobierno federal editara y distribuyera los libros de texto de manera gratuita a todos los educandos de la escuela primaria, convirtiendo en realidad el carácter gratuito de la educación, al separar la edición de los libros de texto de cualquier interés con fines lucrativos. Por otra parte señala también el papel del Estado para:
[…] desarrollar armónicamente las facultades de los educandos, a prepararlos
para la vida práctica, a fomentar en ellos la conciencia de la solidaridad humana, a orientarlos hacia las virtudes cívicas y, principalmente, a inculcarles el amor a la patria, alimentando con el conocimiento cabal de los grandes hechos históricos que han dado fundamento a la evolución democrática de nuestro país.
El marco legal de los libros de texto se estableció con base en la Ley orgánica de 1942 y en el artículo tercero de la Constitución vigente en esa época, 1946, la de la “unidad nacional”, que establecía entre otras cosas:
• Un criterio científico en lucha contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismo y los prejuicios […]
• Un criterio nacional en la educación sin hostilidad ni exclusivismos […]
• Gratuidad absoluta en toda le educación que imparta el Estado.
La influencia decisiva de Torres Bodet en este periodo es notable pues, bajo el régimen de López Mateos el libro de texto es un instrumento encaminado a hacer del hombre común ciudadano, idea que Torres Bodet difundiría con distintos matices y en varios foros nacionales e internacionales a lo largo de su vida.
La disputa por el libro de texto gratuito
El anuncio por parte de la SEP de los libros de texto gratuito en las escuelas del país desató una fuerte polémica, Los argumentos provenientes de la Iglesia, empresarios, partidos políticos, asociaciones de padres de familia y otros sectores de la sociedad se oponían básicamente a la imposición del Estado para educar –“adoctrinar” decían-, a los niños a través de los libros; a la influencia “comunizante” del contenido de los textos e incluso, de los altos costos que estos libros significaban para el país. Pese a esta oposición que se dio a nivel nacional, la SEP continuó con el proyecto.
La convocatoria que se realizó para la elaboración de los libros de texto estaba dirigida a los docentes en servicio y a profesionistas, sin embargo, las propuestas enviadas fueron insuficientes, por lo que Torres Bodet y su equipo se hicieron cargo de este trabajo, elaborando y adecuando algunas propuestas. Las primeras ediciones se hicieron de acuerdo con los planes y programas de estudio para las escuelas primarias de la República, aprobados en 1957, y realizados por el Consejo técnico consultivo de la Dirección general de Educación primaria en el Distrito Federal e incluían 11 asignaturas; 1.-Lenguaje; 2.-Aritmética y geometría; 3.- Ciencias Naturales¸ 4.- Geografía; Historia; 5.- Historia; 6.-Educación cívica y ética; 7.- Dibujo; 8.- Música y canto; 9.-Trabajos manuales; 10.- Economía doméstica (para niñas); 11.-Educación física e higiénica. Los programas reformados de 1957 destacaban como elementos centrales:
a) Son nacionales: su objetivo es contribuir a la unificación del sistema educativo de México y, en consecuencia, a la homogeneidad del espíritu nacional.
b) Son para los niños mexicanos. No se han hecho desde el punto de vista del niño abstracto, genéricamente considerado, sino con vista a su aplicación concreta a los niños de nuestro medio geográfico.
La escuela no puede ser laboratorio –decía la SEP- de ensayo, sino un taller de aplicación. A la práctica escolar debe llevarse únicamente lo de eficacia comprobada y con todas las garantías técnicas que la seriedad de la función educativa reclama.
Una obra de estas magnitudes planteaba varios problemas para su realización:
Múltiples fueron los problemas que enfrentó la Comisión Nacional de los libros de texto gratuitos. Para empezar, uno de los propósitos de las publicaciones fue que éstas sirvieran como vehículo para uniformar la educación. Por ende, era necesariamente que el material reflejara tanto el panorama urbano como el rural, y que propiciara la integración de las actividades escolares con las desarrolladas en distintas comunidades.
A partir de estas reformas en planes y programas, los criterios para redactar los libros de texto, elegidos en lo sucesivo por concurso, fueron los programas de 1957y el decreto de 1959. Las primeras ediciones empezaron a publicarse en 1960, año en que la SEP los declara obligatorios y únicos, sin embargo no fue sino hasta 1968 que se completaron los 36 títulos correspondientes a los seis grados de educación primaria. Los libros se reeditaron sin variación hasta la reforma de Luis Echevería, pero el proceso de revisión los planes y programas dio lugar a un desfase entre la puesta en circulación de los libros y los programas entregados a los maestros.
Al mismo tiempo que la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos comenzaba a editar los libros basados en los programas de 1957, la SEP emprendía una revisión de dichos programas. Estos fueron reformados, entrando en vigor a partir del ciclo 1960-1961, es decir, en el momento en que se repartía la primera edición de Libros de texto que cubrían los programas de 1957.
La SEP entonces, consideró que no era momento de:
[…] rehacer todo otra vez, máxime que lo fundamental en ese momento, era consolidar el libro de texto gratuito y obligatorio contra la oposición de organizaciones empresariales
NOTAS
La SEP aumentó de manera importante el presupuesto de un millón 345 mil pesos en 1958 hasta alcanzar cuatro millones 62 mil 66 pesos en 1964.
Véase Lorenza Villa Lever, Los libros de texto gratuitos. La disputa por la educación en México, México, Universidad de Guadalajara, 1988, p. 60.
Véase Fernando Solana, et al., Historia de la educación pública en México, México, FCE-SEP, 1981, p. 372.
Villa Lever., Op.cit., p. 62
Comisión Nacional de los libros de Texto gratuitos. 35 años de historia, México, Conaliteg, 1994, p. 21.
Villa Lever, op.cit., p. 63.
R. Salcedo Aquino, El desarrollo de los libros de texto gratuitos. México, Conaliteg, Comisión interna de Administración y Programación, seminario sobre los libros de texto gratuitos, ponencia presentada el 22 de abril de 1981.
Tomado de: Educación 2001, México, año II, • 16, septiembre de 1996, pp. 46-48.
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