miércoles, 24 de marzo de 2010

Una nota que antecede a la publicada en El País sobre los libros de textos en el estado de la estrella solitaria

Va pues pues nos ilustra sobre el funcionamiento práctico del sistema educativo norteamericano:

POLÍTICA Teoría de la evolución vs. diseño inteligente

La política domina el debate por el nuevo plan de estudios de Texas
Rubén Correa Houston
La teoría de la evolución, de Darwin, y su forzada contrapartida, la teoría del "diseño inteligente", han sido por más de dos años los símbolos del debate que adelanta el Consejo de Educación de Texas para cambiar el actual plan de estudios que siguen 4,7 millones de estudiantes, desde preescolar hasta el final de la secundaria.
Con diez miembros republicanos y cinco demócratas, todos elegidos en las urnas por períodos de cuatro años, el SBOE –por sus siglas en inglés- mantiene en Austin, desde el miércoles y hasta el viernes, la que será la penúltima discusión antes de cerrar, en mayo, el perfil de lo que a partir del ciclo 2011-2012 las escuelas texanas van a enseñar durante los próximos diez o quince años.
Los resultados de la discusión no sólo tendrán impacto en Texas. Al ser este estado el mayor comprador de libros de textos de EEUU, de ella saldrá el contenido de los materiales que la industria editorial produce con la vista puesta en su mayor cliente. Y, aunque el Gobierno Federal busca imponer su propio estándar, los libros que se hagan para Texas serán los mismos que usarán las escuelas en otros estados.
En un ambiente políticamente cargado, con estudiantes universitarios marchando por las calles de la capital contra la injerencia de la política en la enseñanza, y activistas y ciudadanos de a pie a la espera de una oportunidad para decir su palabra en las audiencias públicas, el Consejo define qué entra y que sale del plan de estudiospor simple mayoría y raramente por consenso.
El Consejo decide, por ejemplo, qué dirán los libros de historia sobre el impacto de las religiones en la formación de la nación y el mundo. También decide cuán positiva o negativamente se mostrarán los logros de Estados Unidos, qué peso tendrán los hispanos, los blancos, los negros y los nativos americanos en la presentación de la historia nacional. Igualmente, qué figuras y hechos de la historia mundial merecen ser estudiados en las escuelas y cuáles no. Por ejemplo, este miércoles fue incluida la legendaria primera ministra israelí Golda Meir y excluido de los libros de textos el caso del asesinado arzobispo salvadoreño Oscar Romero.
Estudios sociales –una mezcla de asignaturas con amplio margen de interpretación entre las que se encuentran historia, política, gobierno, idiomas-, economía, sociología, psicología, geografía, ciencia, nada escapa al designio del Consejo y de los cien expertos a los que aquel ha pedido sus opiniones no vinculantes. Tampoco son vinculantes los casi 15.000 correos electrónicos que han enviados los texanos.
El Consejo ya ha propuesto una lista de 262 figuras destacadas, ya sea históricas o contemporáneas, de las cuales 34 son de ascendencia hispana. Más de la mitad de los alumnos que empiezan primer grado en las escuelas públicas de Texas son de ese origen.
El año escolar en el estado tiene 186 días.
En un tramo de la audiencia pública de este miércoles, el representante estatal Eddie Rodríguez, un demócrata, reclamó al Consejo que incluyera a más hispanos en los libros y cuestionó que se hubiera excluido del currículo de primaria, por ejemplo, a Dolores Huerta, una notable activista de los trabajadores rurales (United Farm Workers).
Ken Mercer, uno de los miembros republicanos del Consejo, le contestó que Huerta no era "un buen modelo para los estudiantes de la primaria" porque la pertenencia de Huerta el movimiento Socialista Democrático entraba en conflicto con la definición de lo que sería un "buen ciudadano americano".
El Consejo ha estado bajo fuego cruzado, tanto de los educadores como de los propios expertos a los que el cuerpo ha pedido contribuciones, en especial porque, más allá de lo que los estudiosos recomienden, el Consejo toma decisiones a puerta cerrada.
En enero, por ejemplo, Don McLeroy, un miembro republicano del SBOE, consiguió los votos para cambiar una sección dedicada al macartismo porque, según una serie de documentos hallados tras la caída de la Unión Soviética, el senador McCarthy habría quedado "reivindicado" en su idea de que los comunistas tenían un plan para infiltrar el gobierno estadounidense en los años de la Guerra Fría.
Entre las decisiones más controvertidas que aún debe tomar el SBOE está cómo abordar la teoría de la evolución, cuestionada por los cristianos más conservadores, reacios a la noción de que el hombre descienda de los monos y más partidarios de convertir las ideas de Charles Darwin en una más de las teorías sobre el origen de la humanidad, tan válida como la teoría del "diseño inteligente".

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